Si otros odian
El significado más profundo detrás de este mensaje es que la forma en que respondemos a las dificultades de la vida.
Fuente de la imagen: Fundación Igino Giordani
El mensaje «Si otros odian, no es razón para que nosotros también odiemos. Vencemos el mal con el bien; la enfermedad con la salud; oponemos a la hostilidad la caridad: éste es el mandamiento de Dios»es una invitación a reflexionar sobre cómo podemos enfrentar los desafíos y conflictos en nuestras vidas de una manera positiva y constructiva.
En lugar de responder con odio a la hostilidad, la enseñanza sugiere que debemos responder con amor y caridad. En lugar de permitir que la enfermedad nos consuma, debemos buscar la salud y el bienestar. Y en lugar de ser vencidos por el mal, debemos luchar contra él con el bien.
Este mensaje nos recuerda que somos responsables de nuestras propias acciones y que tenemos el poder de elegir cómo respondemos a las dificultades que enfrentamos. Si optamos por actuar con amor y caridad, podemos cambiar el curso de la situación y hacer una diferencia positiva en el mundo.
El significado más profundo detrás de este mensaje es que la forma en que respondemos a las dificultades de la vida puede marcar una gran diferencia en nuestra propia vida y en el mundo que nos rodea. Es una llamada a la acción para elegir el camino del bien, incluso en las situaciones más difíciles, y trabajar por un mundo más amoroso y caritativo.
Más sobre Igino Giordani:
La vida de Igino Giordani, nacido en Tívoli en 1894, fue marcada por su origen humilde y su profunda fe católica. A pesar de las limitaciones económicas de su familia, destacó por su inteligencia, lo que le permitió recibir apoyo para estudiar en el Seminario, donde se convirtió en uno de los graduados más destacados de su generación.
Durante la Primera Guerra Mundial, Igino, fiel a su convicción cristiana de no matar, decidió no disparar ni un solo tiro en el frente, lo que le valió una grave herida. Durante su convalecencia en un hospital militar, logró graduarse en Letras y Filosofía.
En 1920 contrajo matrimonio con Mya y tuvo cuatro hijos. Comenzó a trabajar en el recién formado partido político cristiano fundado por Luigi Sturzo. Sin embargo, el régimen fascista limitó las libertades y derechos, y Giordani también fue perseguido. Durante este período, se hizo conocido por sus escritos en los que denunciaba la violencia fascista.
Después de pasar un tiempo en Estados Unidos, regresó a Italia y se convirtió en director de una sección de la Biblioteca Vaticana. Desde allí también dirigió la revista Fides, ampliamente difundida en ambientes católicos de todo el mundo. Participó en la reconstrucción del partido político católico después del fascismo, conocido como Democracia Cristiana, y fue elegido para el Parlamento en las primeras elecciones después de la Segunda Guerra Mundial.
En 1948, Giordani conoció a Chiara Lubich, una joven de 28 años, a quien reconoció como una inspiración espiritual extraordinaria. Se unió plenamente al Movimiento de los Focolares y desempeñó un papel importante en su desarrollo y en la profundización espiritual de su doctrina. Esta relación de unidad espiritual con Chiara Lubich fue fundamental en un período místico conocido como «Paraíso ’49».
A pesar de algunas elecciones políticas valientes, como su postura pacifista y su búsqueda de unidad a pesar de las diferencias ideológicas, Giordani fue considerado demasiado fuera de los esquemas democristianos y no fue reelegido en el Parlamento. Esto le permitió dedicarse más al Movimiento de los Focolares y contribuir al debate en la Iglesia, presentando tesis que luego serían consideradas en el Concilio Vaticano II, especialmente en lo que respecta a la misión de los laicos.
Giordani se convirtió en el director de la recién fundada revista «Cittá Nuova» en 1959, y a partir de 1961 asumió el liderazgo del Centro Uno, un organismo del Movimiento de los Focolares dedicado al ecumenismo. En 1965, fue nombrado presidente del Instituto Internacional Mystici corporis de Loppiano. Después del fallecimiento de su esposa y con el consentimiento de sus hijos, pasó los últimos siete años de su vida en un «focolar». Falleció el 18 de abril de 1980, y actualmente se encuentra en proceso de santificación.